Dentro de las múltiples ventajas con las que cuenta la agricultura urbana, se encuentra el de poder disponer de un terreno para cultivar nuestro propio alimento, el cual no contiene ningún tipo de agregado artificial nocivo para la salud, pues se basa en lo que se conoce como agricultura orgánica, donde todos los componentes que interactúan en el crecimiento de las plantas desde su siembra hasta su cosecha, provienen de productos naturales, de la sabiduría y los diferentes conocimientos del saber popular.
El compostaje se nutre de los desechos orgánicos, lo que es basura para unos es alimento para otros; se contribuye al ciclo de la vida cuando separamos las basuras, y los residuos orgánicos se destinan como alimento para la tierra, que junto al sol y al agua, en interacción con las semillas, talones, esquejes, y demás cápsulas de vida, dan origen a un alimento sano, completo, y sobre todo, cultivado con amor. Los caminos de la autosostenibilidad pasan por el trabajo consciente en comunión con la naturaleza, e igualmente, por nuevas relaciones con el trabajo solidario, la ayuda, la escucha, el compartir y el actuar.
La mano amiga desde la siembra, cada quien tiene su forma de sembrar, pero todos lo hacen con cariño y cuidado; se van comparando resultados para así saber qué modo de hacer las cosas funciona mejor en el entorno en el cual se trabaja; la agricultura urbana es una dinámica de ensayo y error, de argumentación y comparación de resultados, es parte de investigar, experimentar y compartir lo estudiado con los demás miembros de la comunidad interesados en aportar al tema.
